México está al borde de un cambio sin precedentes en la historia de su justicia. Hugo Aguilar Ortiz, abogado mixteco originario de Tlaxiaco, Oaxaca, no solo se perfila como uno de los nueve virtuales ministros electos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: todo indica que será su próximo presidente.
Con casi cinco millones de votos, Aguilar Ortiz no solo lideró la histórica elección judicial por vía ciudadana; también encabeza una transformación simbólica y profunda. Si se confirma su presidencia, será el primer indígena en asumir la más alta magistratura del país. Un hecho inédito que reconfigura el rostro del poder judicial mexicano.
Su trayectoria es tan firme como su raíz: defensor incansable de los pueblos originarios, ha caminado el país desde abajo, escuchando a quienes nunca han tenido voz en la justicia. Su ascenso no viene de cúpulas ni padrinazgos, sino de urnas, caminos y palabras compartidas con cientos de comunidades.
El mensaje es contundente: México no solo votó por un ministro, votó por un nuevo paradigma de justicia. Uno que habla en lenguas originarias, que camina entre pueblos y que, por primera vez, podría presidir la Corte desde la dignidad indígena.
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